miércoles, 14 de marzo de 2012

El modelo escandinavo

El modelo escandinavo de bienestar es un término utilizado para describir la forma que Dinamarca, Noruega, Suecia, Finlandia e Islandia han escogido para financiar y organizar sus sistemas de seguridad social, servicios de salud y educación.
Existen muchas razones, pero básicamente estas naciones y sus 25 millones de habitantes ocupan los primeros puestos en materia de innovación y competitividad y esto es consecuencia de un fuerte desarrollo institucional con gobiernos transparentes, bajísima corrupción, fuerte inversión en investigación y altos impuestos que se devuelven a toda la población con educación, protección a la familia, salud gratuita de alta calidad y subsidios a la vivienda para los ciudadanos de menores ingresos.
Hay un sentir general de que la sociedad debe basarse en un reparto equitativo. Este es el modo en el que Noruega y otros países nórdicos resolvieron el conflicto sustantivo que surgió entre capital y mano de obra al principio del siglo pasado. Hoy en día esta equidad está edificada sobre fundamentos tales como los convenios colectivos para los trabajadores y las instituciones estatales de arbitraje.
La política desempeña un papel fundamental en este ‘bienestar escandinavo’. Se ha instaurado una confianza entre el pueblo y los dirigentes del país. Esta confianza se refleja en la total transparencia de los gastos públicos de los ministros y las autoridades locales. Cuando estallan escándalos políticos, los responsables dimiten inmediatamente. Este fue el caso en el ‘asunto Toblerone‘ en Suecia, cuando una ministra tuvo la mala idea de comprar chocolate Toblerone con una tarjeta de crédito del gobierno.
Los escandinavos han logrado poner en marcha un círculo virtuoso: el trabajo produce riqueza, la riqueza se invierte en formación y da trabajo. El economista Pierre Reman, de la Universidad Católica de Lovaina, señala como posibles causas el elevado índice de sindicalización, la política salarial —definida por la concertación entre patronales y sindicatos— y, sobre todo, el estado del bienestar activo, en el que el parado se moviliza cada vez que es necesario. La clave es la adaptación.
Existen numerosas ayudas oficiales para las familias con hijos, y son especialmente importantes las ayudas a las mujeres. Dichas ayudas sociales aseguran que los hijos nunca sufran dificultades económicas que no aseguren una igualdad de oportunidades entre todos los niños y niñas.
En Noruega las mujeres suponen casi la mitad de los trabajadores (47%), tienen menos paro y hay más universitarias que universitarios desde 1993. En general, los empresarios aceptan que los padres deben salir a su hora. La semana estándar es de 37,5 horas. Las vacaciones, cinco semanas al año. Tienen 20 días de baja sin justificar por enfermedad de los hijos y su ratio de productividad pulveriza las estadísticas.
(Extraído de http://jesusgonzalezfonseca.blogspot.com/2011/03/el-modelo-escandinavo-de-bienestar.html)
Una española que vive en Oslo nos lo corrobora:

Claro, que luego uno ve las medidas adoptadas por este gobierno, aplaudidas en Europa porque responden a lo que pedían, y se queda asustado: ¿a dónde vamos con esta Europa? ¿Cómo nos pueden hacer creer que son necesarias y que no hay otra forma de salir de la crisis?
Otra Europa es posible, otra España es posible, sólo hacen falta políticos honrados y con imaginación, y que se atrevan a plantarle cara al capital.
Un saludo,
Félix

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Soy la hija de uno de los miembros de la PMC. Andaluza (ya te harás una idea de quién soy y quién es mi padre) disfruto asiduamente de las entradas de tu blog porque mi padre me las hace llegar vía enlace por email.

Desde aquí te doy las gracias por hablar alto y claro y te animo a seguir con un blog tan enriquecedor.

Como nosotros, os encontráis en plenas elecciones autonómicas...Yo coordino la campaña electoral en mi ciudad. Os deseo toda la suerte del mundo para conseguir que esta vez sí, triunfe el sentido común y la lucha por los derechos básicos y esenciales.

Un saludo desde el corazón de Andalucía

pemece dijo...

Lo que no sé es si eres Teresa o María, pero me alegro de que sigáis el blog, porque no sabía que "la Chucha" nos seguía en silencio. Ya me gustaría que alguno más contribuyera con sus aportaciones, que últimamente mis compañeros no se estiran ni en los comentarios. Os deseo suerte en las elecciones, que la váis a necesitar, así como a mis vecinos los asturianos, que lo tienen más dudoso, pero no más claro. El siguiente post lo dedicaré a vuestro próximo 25 de marzo, a ver si hay suerte.
Un abrazo y saludos a tu padre.
Félix

Anónimo dijo...

jeje, soy Teresa, María se nos ha hecho asturianina. (está estudiando en Oviedo y cada vez veo más difícil que vuelva a estas tierras tan maravillosas de Andalucía).

Me comentó mi padre que eras docente en Cantabria...yo soy profe en Andalucía. Es una de las razones por las que mi padre me manda los enlaces a todas tus entradas de blog relacionadas con la educación pública que, como sabes, es una de las cosas que nos jugamos este 25 de marzo.

Muchísimas gracias por los ánimos... Sabemos que es complicado, pero hay que pelear hasta el final. Que luego son cuatro años y ya se sabe...no valen arrepentimientos.

Un saludo fortísimo

Teresa

Anónimo dijo...

Tanto Andalucia ,como Asturies se juegan mucho.Se juegan que la sanidad,la educacion y demas sea como en el resto de España.
Ademas ya ves BERODIA,como se las gastas estos de la derecha de Convergencia.
Siempre se dijo que educar es malo,crea conciencias criticas y ya se sabe...cuanto menos se invierta en educacion,mas exclavos habra de su sistema capitalista.

A LA HUELGA
Paco

Anónimo dijo...

Me alegro Teresa, de que estés en el cuerpo. Espero que, pese a tu juventud, hayas aprobado las oposiciones, porque mal nos vienen ahora con mariano y, posiblemente, con el campeón, pero peor para los interinos.Yo estoy en el CEP de Torrelavega de asesor TIC, y llevo, entre otras cosas, la web del centro (http://ceptorrelavega.educantabria.es/). Ahí me tienes para lo que haga falta.
Un saludo,
Félix