martes, 17 de julio de 2012

A vueltas con la jodienda

Antonio Illán, la rana del Tajo, publica un gran artículo sobre el tristemente famoso "¡que se jodan!", con gran acierto, ironía y humor.
Ciertamente, ¡que se jodan! Palabra parlamentaria de moda. Pero no que forniquen, sino que se fastidien, que se dañen sus derechos, que se lesione su vida. ¡Que se jodan! Sí, la manifestación de un deseo desde un tono prepotente, achulado, malvado, malintencionado y malicioso. La expresión malsonante no dice nada en sí, su fuerza está en la intencionalidad que manifiesta quien la pronuncia. La forma de pronunciar y el fondo y el contexto de acto ilocutivo de la parlamentaria muestran una intención evidente y un estado de su ideología y su pensamiento, individual y grupal, muy bien definido en ese ¡que se jodan! A poco que nos descuidemos, estos mandamases nos “joden vivos”. Son así, PP en esencia y Fabra en sustancia, hijos de la lotería. En ese ¡que se jodan” estamos todo el pueblo incluido. Nos jodemos los que padecemos una sanidad que camina hacia el puro negocio; nos jodemos los dependientes que ya no tenemos de quien depender; nos jodemos los funcionarios como monos del pim, pam, pum; nos jodemos los estudiantes hacinados en las aulas; nos jodemos los profesores tratados como esclavos; nos jodemos los médicos entre la espada del patrón y la pared del paciente; nos jodemos los que tenemos que pagar un IVA abusivo; nos jodemos los engañados para la banca con sus “preferentes”; nos jodemos los que tenemos nómina; nos jodemos los parados; se jode, por encima de todo, la cultura. ¡Se joden tantas cosas! Aquí solo joden de verdad los que tienen buen papo: los banqueros, los que guardan la pasta en las sicav, los ricos de toda la vida, los caciques y los peperos del poder. Tiene mucho fondo ese infame ¡que se jodan! de la hija diputada del cacique levantino. Ella ha sido el instrumento final de una expresión de “clase”, pensada por todos los de su clase. Ahí hay burla y desprecio, hay rechazo y oposición, hay también frustración, incluso hay algo de sentido imperativo. Pues sí, con la política y las decisiones de esa “clase” dominante el pueblo, la gente, los individuos, las personas que no formamos el círculo de los ricos, estamos “jodidos”, fastidiados, enfadados, irritados, molestos, quebrantados, apurados y angustiados. Y estamos así, porque los correligionarios de la susodicha parlamentaria malhablada nos están llevando a una situación “muy jodida”, en la que cada uno va a tener que apañárselas como pueda y de aquí a un tiempo “las vamos a pasar más jodidas aún”. Para estos la jodienda no tiene enmienda, así que tendremos que jodernos, porque nos han jodido los planes para hacer una vida lógica y ¡a joderse tocan! Algunos que votaron a estos genios ya dicen: “la jodimos” o “jodó petaca”, y los más cursis dicen “jolín”. Está claro, me jode escribir estas cosas, pero no me queda más remedio, porque ¡joder, qué tropa! Se han propuesto jodernos y espero que alguna vez el pueblo se una y se lleven un chasco y al menos podamos decir: “¡jodamos, que todos somos hermanos!”
Un saludo,
Félix

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