Recuerdo que cuando llegamos a Cheste, hace ya tropecientos años, una de las cosas que me impactó fue el juego del ping-pong, que allí estaba muy extendido pero que aquí en el norte era poco conocido. La mayoría aprendimos a jugar, pero no creo que ninguno con la habilidad de este
cachondo belga, que parece que lo ha sido todo en el tenis de mesa, pero sobre todo es un showman.
Un saludo,
Félix
No hay comentarios:
Publicar un comentario